jueves, 25 de abril de 2013

Materiales y fundamentos básicos


Para ser un pescador “aceptable” y disfrutar de la pesca sin soportar las risas de los demás, debemos de dominar varios asuntos, que enumero por orden de necesidad, que no de importancia.

1 .     El equipo. Básicamente debemos de disponer del siguiente material:
a.       Caña de acción 3-15gr más o menos, hay que tener en cuenta que nuestro aparejo de pesca tendrá un peso de 10 a 15 gramos, por lo que necesitamos una caña que abarque este rango de peso. La longitud recomendable para un principiante seria de 1,80 ó 2,10 metros.
b.      El carrete de ratio alto, como mínimo 5:1 siendo lo ideal 6:1 á 6,3:1.
c.       El sedal de 0,20 a 0,30mm para el carrete y de 0,10 a 0,18mm para el atado de los aparejos. Siempre será de un diámetro mayor al del aparejo
d.      Cortahilos, que nos ayudará durante las labores de atado de moscas y aparejos
e.      Boyas y  moscas, de color y tamaño adecuado para la temporada
f.        El desanzuelador, siempre necesario cuando la trucha traga la mosca muy adentro.
g.       Ropa y calzado adecuado para nuestros hábitos de pesca. Si pescamos desde la orilla unas botas de montaña son suficientes, si nos gusta meternos un poco dentro del agua utilizaremos unas botas altas, y si nos gusta meternos en el río un vadeador. También es aconsejable llevar un chaleco donde nos entre todo el material que tenemos que llevar.

2.       Los nudos. Como poco debemos de dominar el atado de 4 tipos de nudos diferentes:
- para la unión de la boya a la línea del aparejo
- para atar la mosca
- para atar el hilo de la mosca al aparejo
- para unir el aparejo al sedal de la caña

3.       El aparejo. Lo configuraremos según varias circunstancias:
- El número de moscas irá en función del ancho del río, normalmente colocaremos en nuestro aparejo de 3 a 5.
- Las moscas las elegiremos según la parte de la temporada en la que estemos. Podemos dividir la temporada en 3 fases, principio de temporada (Marzo y Abril), entretiempo (Mayo y Junio) y verano (Julio y Agosto)
- La posición de la mosca en el aparejo, está determinado por la fase del insecto que imita. La posición de ahogada imitará una ninfa, la posición de semiahogada a una emergente, la posición de semibailarina a un adulto y la posición de bailarina a un adulto haciendo posadas sobre el agua. Hay otra posición más que es la de rastro, que también imita a una ninfa, pero se ata por detrás de la boya, mientras que la de posición ahogada se pone entre la boya y la caña.
- La hora del día, en especial tendremos en cuenta la parte final del atardecer cuando anochece (el sereno), donde utilizaremos algunas moscas especiales para ese momento.
- La especie a pescar también predispone al uso de terminadas moscas, en especial el reo, el cual tiene cierta querencia por algunas de ellas.

4.       El lance. Será un golpe de muñeca, no de brazo, corto y seco, apuntando a la zona de pesca. Lanzaremos más bien plano que alto, para que la caída de la boya en el agua no parezca de la una piedra y altere la pesca.
Es interesante para quien comienza con este tipo de pesca practicar antes de ir al río en un prado, jardín, etc.

5.       El aparejo en el agua. Una vez que hemos lanzado nuestro aparejo debemos de vigilar 3 cosas:
- El control de la deriva, es decir que el aparejo debe de acompañar la corriente de agua, presentando las moscas en dirección perpendicular a la corriente, pero controlando que nuestras moscas no marque el agua.
- La tensión de la línea, la cual nunca dejaremos floja, porque de producirse una picada, es bastante posible que no clavemos el anzuelo.
- Y bailar las moscas, para que la bailarina trabaje, y la semibailarina parezca que intente remontar el vuelo. Esto lo haremos levantando y bajando ligeramente la punta  de la caña con suavidad. Estos pequeños movimientos también darán sensación de vida la resto de las moscas del aparejo.
Es difícil compaginar estos 3 aspectos, pero la práctica y la experiencia "nos hará mejores".
6.       Las horas de pesca en cada parte de la temporada son bastante diferentes. Durante Marzo y Abril pescaremos en las horas centrales del día, cuando la temperatura sea más alta, la cual favorecerá las eclosiones de insectos. En Mayo aprovecharemos sobre todo desde el mediodía hasta el sereno. En Junio aprovecharemos practicamente todo el día, yo creo que para mi es el mes por excelencia de pesca, al menos aquí en Asturias. En Julio y Agosto Pescaremos también casi todo el día, evitando las horas de más calor entre las 2 y las 7, ya que las truchas se suelen refugiar mucho en la sombra.

Al margen de todo esto también es importante tener una libreta donde registrar como pescamos, anotando el día que pescamos, en que río, que día hacía (sol, lluvia, nublado, bochorno, etc), que aparejos utilizamos, cual nos funcionó y a que hora. Estos datos nos servirán año a año a basarnos más en nuestros conocimientos de campo y no en calentones o cabezonerías.

Con todo esto espero haberos ayudado un poco en como practicar este tipo de pesca. Puede parecer a primera vista un poco complicado, pero empezando de poco en poco haciendo avances en nuestra técnica, en no mucho tiempo podemos llegar a ser unos pescadores aceptables.

Carpe diem

lunes, 22 de abril de 2013

El comienzo

Hace ya 10 años, por las vueltas que da la vida, empecé a pescar, tal vez como una forma de distraer los problemas y rompederos de cabeza que en aquel momento tenía.
Los comienzos fueron difíciles, hay que tener en cuenta que la pesca es una afición, que para dominar se deben adquirir muchos conocimientos y habilidades. Yo recuerdo que la primera vez que fui al río a pescar, me compré un equipo de más de 400 Euros, entre caña, carrete, vadeador, etc, aparte de unas moscas de más de 2 Euros cada una. Claro, te pones en la orilla del río y piensas "va, aquí lanzo yo mi aparejo y les va a faltar tiempo a las truchas para tirarse a por mis moscas". GRAN SORPRESA, día nefasto, ni picada, no hacia más que perder aparejos o enredar la línea o la caña entre las ramas o la maleza, vamos en resumidas cuentas una lección que te da la vida de las que no se te olvidan.
Una vez de vuelta a casa, tras aquella enorme decepción o frustración o impotencia o yo que se más, me planteé dos cosas, o me deshacía de mi cara inversión o aprendía a pescar como lo que era "un aprendiz".
Finalmente me dí otra oportunidad como pescador, más que nada porque tenía la licencia pagada para toda la temporada, pero teniendo claro que no me iba a comer el mundo, sino que tenía que partir de cero.
Analicé el por qué de aquel día tan gris, con estas conclusiones:
- Perdía los aparejos porque nadie me había enseñado como hacerlos, claro, yo pensaba que valía un nudo para un zapato
- Se me enganchan los aparejos porque no dominaba mis lances, es más no tenía ni idea de como era la técnica correcta
- Se me enganchaba la línea en el ramaje porque no conocía el entorno
Un par de semanas después, corregidos en parte estos problemas, volvía a la tienda de pesca y compré moscas para otros aparejos, me los monté y volví al río. ¿Que pasó?. GRAN DECEPCIÓN, de nuevo ni picada, al menos esta vez no perdí los aparejos, ni consumí parte de mi salud peleando con las ramas y la maleza.
Estando allí en el río, pensaba "será que en este tramo no hay truchas". De nuevo GRAN ERROR, porque subía pescando el río un señor de unos 60 años, que tubo la amabilidad de parar a hablar conmigo, y de la que se iba en un momento sacó 2 truchas de buen tamaño.
De vuelta en casa, tras otro día para olvidar, volví a reflexionar sobre mi estrategia de pesca, con una conclusión terrible: no tenía ni idea de que comían las truchas. En aquellos tiempos había Internet, pero la información que podía encontrar sobre pesca, era poca o ninguna, así que busqué la información donde pude hasta encontrar lo que necesitaba.
Varios días después, volví al río, con las moscas adecuadas, bien atadas, un día de tiempo perfecto, pero con el mismo resultado de siempre, DÍA DESASTROSO.
De este otro día de pesca saqué otra conclusión: no tenía ni idea de los hábitos de las truchas. De nuevo a buscar la información por donde podía.
Pasó un mes hasta que lo volví a intentar, era una tarde de Junio, un día soleado sin una nube en todo el cielo, me puse en la orilla derecha del río para favorecer mi lance. Empecé con un aparejo que tenía una mosca carne y haciendo lances cortos-medios tuve mi primera captura, una trucha de unos 12 centímetros, que evidentemente la devolví al río con toda la torpeza que caracteriza a un novato. Continué pescando, animado por mi gran logro, pero nada más que picaron otras 2 truchas, de talla similar a la primera, así que a eso de las 10 me fui para casa.
Sería finales de Junio o principios de Julio cuando volví a pescar, yo creo que ya más por orgullo que por amortizar lo invertido. Era una tarde que se tornó oscura, casi de tormenta, el aire estaba raro, pero después de 35 minutos de viaje en coche, no tenía pensado volver a casa sin darme la última oportunidad. Puse el mismo aparejo de la mosca color carne, y al cuarto o quinto lance, una trucha de buen tamaño entró una hormiga que había puesta en el aparejo con una furia que parecía un tiburón, tras unos segundos de lucha se soltó, había partido el aparejo. ¿Por qué?. Otro error de principiante, el freno del carrete estaba demasiado duro.
Continué pescando y ni picada. Me senté en una piedra y durante unos minutos pensé y me dije "estas al lado del río, hoy parece que puede ser un buen día, pero tengo que hacer algo para que así sea". Abrí mi caja de moscas, y allí había otra hormiga, esta de ala blanca, y armé con ella otro aparejo. Me puse de nuevo a pescar, habrían pasado unos quince minutos cuando otra trucha bastante mayor que la anterior, entró el aparejo de una forma bestial, yo levanté la punta de la caña y afloje el carrete. La trucha forzaba el carrete y le sacaba hilo a todo trapo, yo empecé a endurecer el freno hasta que casi no sacaba hilo, y empecé a recuperar hilo. La trucha daba saltos sobre el agua y se tiraba abajo a las piedras del fondo. Tras unos minutos de lucha la conseguí orillar y la cogí con la sacadera. Era una trucha de unos 37 centímetros, imperial, vigorosa, llena de fuerza incluso en la derrota, un oponente por encima de mis posibilidades.
Después de un lance así la pesca se ve de una manera diferente, la captura no es lo importante, sino la sensación que se produce durante la lucha.
Esta historia tan larga que os he contado se resumiría si alguien me hubiera enseñado el arte de la pesca, sin tener que haber sufrido duras lecciones, así que para todos aquellos que como yo no tienen la suerte de contar con un maestro, para ellos va este blog.

Carpe diem